miércoles, 18 de julio de 2007

Claribel y los girasoles

En una bella ciudad campestre, vivía una nena llamada Claribel. Siempre le gustaba jugar en el fondo del jardín de su casa.

Un día de calor fué a buscar girasoles en el campito vecino. ¡Era lo que más le gustaba!. Sin embargo ese día no encontró ninguno...

-¿Cómo puede ser si ayer estaba lleno?- Se preguntó ella con tristeza, mientras el polvo del terreno se hacia notar movido por la brisa que también soplaba sobre su cara.
Fué entonces cuando una tenue llovizna comenzó a caer sobre el prado, hasta que se hizo tan intensa que solo se veían las siluetas de las personas a través de la ventana del hogar de Claribel.

La niña se sintió muy triste, ¡encima que no había girasoles, ahora llovía con mucha fuerza!. Cerró la puerta de su pieza con un dejo de nostalgia y se acostó a dormir.

Al otro día miró nuevamente por su ventana y no podía creer lo que veían sus ojos. ¡El campo lleno de Girasoles y un gran y hermoso día de sol!. Claribel comprendió. La lluvia hace falta para que las plantas, que alegran nuestra vida, puedan florecer ...


Desde ese día no volvió a ponerse triste los días de lluvia.

Autora: Melani Belén Lescano

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